Nicolás Maduro quiere crear el Ministerio de Inteligencia policial en Venezuela

27 mayo 19
Nicolás Maduro quiere crear el Ministerio de Inteligencia policial en Venezuela

Ante la escasez de funcionarios de confianza a su alrededor y la necesidad de controlar las instituciones policiales, de seguridad e inteligencia, Nicolás Maduro parece querer desempolvar un viejo proyecto que se propuso desde poco después que tomó el poder.

Es la creación de un Ministerio de Inteligencia policial, al frente del cual siempre tuvo como candidato al ahora mayor general del Ejército Iván Hernández Dala, que es jefe de la Dirección General de

Contrainteligencia Militar (Dgcim) y Jefe de la Guardia de Honor Presidencial.

Desde la época de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, los cuerpos de inteligencia venezolana han sido duramente cuestionados por la violación a los derechos humanos.

En esa época por la sanguinaria Dirección de Seguridad Nacional y ya en democracia, en época de Rómulo Betancourt, con la tenebrosa Dirección General de Policía (Digepol) que dio paso a la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención (Disip) con la que entró Hugo Chávez al poder y luego cambió a Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin, bajo control policial), que se mantiene con Nicolás Maduro, y a la que debe sumarse la Dgcim, que es militar. Ambos organismos, policial y militar, están escribiendo la peor etapa de tortura y violación a los derechos humanos en el país.

Por una parte el Servicio Bolivariano de Inteligencia dirigido nuevamente por el mayor general Gustavo González López, quien es hombre incondicional de Diosdado Cabello, empezó por ser el organismo más denunciado por la aplicación de praxis reñidas con la justicia y con el respeto al debido proceso.

Se impuso en el Sebin una terrible práctica que no respetaba ni las órdenes de los tribunales, ni las boletas de excarcelación, ni permitía las acciones del Ministerio Público ni el derecho de los abogados a las consultas regulares con sus defendidos.

Pero también en el Sebin se aplicó la tortura física y psicológica.

Ahí empezaron a aparecer los detenidos con ojos morados, heridas en los brazos, espaldas y piernas, moretones en cuerpo y rostro, etc.

Los presos empezaron a pagar para tener acceso a cualquier cosa, por muy elemental que sea.

Atrás quedó lo que tanto pregonó Hugo Chávez con todo y su Constitución Bolivariana, en cuyo preámbulo incluyó «la garantía universal e indivisible de los derechos humanos» y en sus Derechos Fundamentales «la preeminencia de los derechos humanos».

Incluso tiene un Título, el número III, especialmente dedicado a ello, en cuyo artículo 19 se lee: «El Estado garantizará a toda persona, conforme al principio de progresividad y sin discriminación alguna, el goce y ejercicio irrenunciable, indivisible e interdependiente de los derechos humanos.

Su respeto y garantía son obligatorios para los órganos del Poder Público de conformidad con la Constitución, los tratados sobre derechos humanos suscritos y ratificados por la

República y las leyes que los desarrollen».

En el camino se quedó la Constitución con todo y el respeto a los derechos humanos. La Revolución Bolivariana ha degenerado en aquello que tanto criticó de la Seguridad Nacional y la Digepol, para dar paso a dos entes donde se cometen las más aberrantes violaciones a los Derechos Humanos, empezando por someter a civiles a ser juzgados en tribunales militares, sin que el Ministerio Público actúe ante ello.

Así tenemos en el Sebin las oscuras celdas del Helicoide, donde desde hace 14 años están los hermanos Guevara, condenados por el asesinato del fiscal Danilo Ánderson, en el marco de un oscuro proceso judicial que tuvo como fiscal estrella a Isaías Rodríguez, el mismo que hace unos días renunció a la embajada de Venezuela en Italia. A los Guevara no les han considerado las medidas que por derecho les corresponden.

La otra instalación carcelaria del Sebin está en el edificio principal en Plaza Venezuela, donde está La Tumba, una instalación diseñada para la tortura blanca, la peor para efectos psicológicos.

Hay detenidos civiles y militares. Entre los más emblemáticos militares están: el general en Jefe (Ejército) Raúl Isaías Baduel y el capitán (Guardia Nacional Bolivariana) Juan Carlos Caguaripano.

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