Vladimir Putin destituyó a Sergei Shoigu como ministro de Defensa de Rusia
12 mayo 24Por: Infobae
Vladimir Putin destituyó a Sergei Shoigu como ministro de Defensa de Rusia, según informó el Consejo de la Federación el domingo por la noche, y propuso a Andrei Belousov, primer viceprimer ministro en funciones, para ser su reemplazo.
Shoigu, por su parte, ha sido designado como secretario del Consejo de Seguridad ruso, se acuerdo a la agencia RT.
La cámara alta del parlamento ruso ha anunciado que los senadores llevarán a cabo consultas sobre los candidatos propuestos por el presidente durante las sesiones del comité el 13 de mayo y en una reunión del Consejo de la Federación el 14 de mayo.
No se han registrado cambios adicionales en la lista de candidatos presentada por Putin para los cargos en el gabinete. Entre sus nominaciones se encuentran Vladimir Kolokoltsev para ministro del Interior, Alexander Kurenkov para ministro de situaciones de emergencia, Sergey Lavrov para ministro de Relaciones Exteriores y Konstantin Chuichenko para ministro de Justicia.
Denis Manturov, quien fungió como viceprimer ministro y encabezó el Ministerio de Industria y Comercio durante el último mandato de Putin, ha sido propuesto para ocupar el cargo de primer viceprimer ministro.
Shoigu es el más antiguo de los ministros del país y es un gran amigo del jefe de Kremlin, quien en varias ocasiones lo ha elegido como compañero de vacaciones, ampliamente publicitadas, y hasta ahora era poseedor de una aura de incombustible.
Pero su falta de repuesta a la rebelión de los mercenarios del Grupo Wagner encabezada por su líder ya fallecido, Yevgueni Prigozhin, ha supuesto para Shoigu un golpe, sin duda más duro que los reveses del Ejército ruso en Ucrania, por los que él y la cúpula militar han sido duramente criticados desde los sectores ultrapatriotas.
Sin servir un solo día en la filas de las Fuerzas Armadas, el ahora ex ministro de Defensa, ingeniero constructor de profesión, ostenta el grado de general de Ejército, el más alto del escalafón ruso, por lo que sus detractores le llaman el “general de cartón”.
Originario de la república de Tuvá, en el sur de Siberia, en la frontera con Mongolia, creció en el seno de la familia de un funcionario local del Partido Comunista de la Unión Soviética, del que también fue miembro y que se convirtió en el trampolín de su meteórica carrera.
Con 35 años es trasladado en 1990 a Moscú, donde asume la vicepresidencia del Comité Estatal de Arquitectura y Construcción de Rusia, pero es al año siguiente cuando es nombrado jefe del Cuerpo de Rescatistas de Rusia, el cargo que lo catapulta como una de las figuras más populares del país.
En medio del descalabro de la URSS, acompañado de inundaciones, incendios forestales y otros desastres, Shoigu acapara espacios en los medios y en 1994 su labor es premiada con la creación del Ministerio para Situaciones de Emergencia, del que fue titular hasta 2012, cuando tras casi seis meses como gobernador de región de Moscú, fue nombrado al frente de Defensa.
Desde entonces, la cercanía de Putin y Shoigu no hizo más que fortalecerse, como se ha empeñado en subrayar el propio Kremlin al difundir imágenes de sus vacaciones conjuntas, tanto en verano, donde se les puede ver de pesca con el torso desnudo, como en invierno, paseando por un bosque nevado.
Ningún otro miembro del Gobierno ruso ha sido objeto, al menos públicamente, de ser distinguido con tal nivel de familiaridad con el jefe del Kremlin.
Shoigu tampoco se ha librado de las denuncias de corrupción que formula la oposición contra altos cargos rusos.
Ya en 2015 el proscrito Fondo de Lucha contra la Corrupción (FBK) del fallecido líder opositor Alexéi Navalni publicó una investigación en que se afirma que la hija de Shoigu, Ksenia, nada más cumplir 18 años compró dos terrenos en el sector más elitista de las afueras de Moscú por 9 millones de dólares.
El FBK apuntó que el hecho de que la compra fuera efectuada después de que Ksenia alcanzara la mayoría de edad le permitió a Shoigu no incluir esos terrenos en su declaración patrimonial, obligatoria para los funcionarios públicos.
Shoigu se declara ortodoxo, pero sus detractores aseguran que cree en el chamanisno, muy asentados en Tuvá, y que ha influido en las creencias de Putin.
Los reveses en los 16 meses de la guerra en Ucrania, pese a las alegaciones del Kremlin de que “todo marcha según el plan”, han suscitado duras críticas contra su gestión.
(Con información de EFE)