San Pablo es el estado más rico de Brasil y puede decidir quién será el próximo presidente: Lula da Silva o Jair Bolsonaro

12 octubre 22
San Pablo es el estado más rico de Brasil y puede decidir quién será el próximo presidente: Lula da Silva o Jair Bolsonaro

Por Infobae

El estado de San Pablo será decisivo para la victoria presidencial del 30 de octubre, junto con Río de Janeiro y Minas Gerais. La primera vuelta, de hecho, revirtió todos los pronósticos y la circunscripción electoral paulista, la mayor del país con unos 44,14 millones de habitantes y 34,6 millones de votos, el 22,15% del total, podría inclinar la balanza hacia Luiz Inácio Lula da Silva o Jair Messias Bolsonaro.

De los dos principales candidatos a la gobernación de San Pablo, el gran favorito en los sondeos antes de la primera vuelta era Fernando Haddad, ex alcalde de la capital paulista y candidato por el Partido de los Trabajadores (PT) de Lula, pero se encontró claramente por detrás de su contrincante Tarcísio Gomes de Freitas alias Tarcísio, ex ministro de Infraestructuras del gobierno de Bolsonaro y candidato por el Partido Republicano Brasileño (PRB). En la primera vuelta Tarcísio obtuvo el 42,32% de los votos, mientras que Haddad se llevó el 35,7%.

De hecho, este resultado marcó un punto de inflexión histórico para el estado más rico de Brasil. Después de 28 años de gobierno el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) perdió por primera vez en su historia las elecciones en San Pablo, con la estrepitosa derrota de su candidato Rodrigo García.

“Nos ha engullido la tentación del poder”, había dicho en 2019 uno de los senadores del PSDB, Tasso Jereissati, presagiando el declive de su partido, y nunca palabras fueron tan proféticas. Con el apoyo a Tarcísio del PSDB y, por tanto, indirectamente a Bolsonaro, que es su padrino político, se cierra definitivamente una época que ha visto a muchos ex gobernantes de San Pablo entre los tucanos (llamados así por el tucán que siempre ha simbolizado el PSDB). Desde José Serra, João Doria hasta el actual candidato a vicepresidente de Lula, Gerardo Alckmin que, sin embargo, dejó el partido a finales de 2021, tras 33 años de militancia, para seguir el proyecto electoral del ex presidente.

Por lo tanto, Haddad y Tarcísio son una novedad pero no una sorpresa. Haddad fue ministro de Educación en los gobiernos de Lula y Dilma Rousseff de 2005 a 2012. También desafió a Bolsonaro en las elecciones presidenciales de 2018. Profesor universitario de ciencias políticas, es muy conocido en la capital paulista por haber sido alcalde entre 2013 y 2016, el peor alcalde de la historia de San Pablo según datos de Datafolha de 2016. Su gestión sólo gustó al 14% de los encuestados, mientras que el 48% la consideró mala.

El asunto está siendo ahora ampliamente explotado por la propaganda bolsonarista, que el Tribunal Superior Electoral, no obstante el pedido del PT, no retiró por no considerarlo una “fake news”. También fue acusado de corrupción y blanqueo de dinero por la Lava Jato, pero la denuncia fue posteriormente archivada.

En cuanto a Tarcísio, carioca de nacimiento, tiene una formación militar. Como Ministro de Infraestructuras, promovió una serie de concesiones al sector privado y realizó 83 subastas públicas. Nunca estuvo afiliado a un partido hasta su candidatura al gobierno de San Pablo. Muchos se preguntan cómo será su gobierno ya que nunca ha vivido en San Pablo a pesar de una prueba de residencia en la ciudad de Sao José dos Campos, considerada un fraude por sus opositores.

Haddad y Tarcísio se enfrentaron el lunes por la noche en el primer debate televisado después de la primera vuelta y fueron elogiados por la prensa brasileña por la tranquilidad de su discusión, tras los fuertes cruces entre Lula y Bolsonaro de las semanas pasadas. Sin embargo, ambos limitaron el debate a cuestiones nacionales, eludiendo la verdadera agenda de un posible gobierno paulista. Haddad atacó a Tarcísio por las políticas de Bolsonaro, desde la deforestación de la selva amazónica al presupuesto secreto, es decir un mecanismo legal pero turbio para transferir fondos del ejecutivo a los legisladores.

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