Entre los países que más vacunaron, los cinco con más muertes por COVID-19 usan vacunas chinas

11 julio 21
Entre los países que más vacunaron, los cinco con más muertes por COVID-19 usan vacunas chinas

Gao Fu, director de los Centros de Control de Enfermedades de China, lo había admitido en abril: las vacunas desarrolladas por el país asiático “no tienen tasas de protección muy altas”. Luego se desdijo y trató de reinterpretar su afirmación diciendo que en realidad se refería a todas las vacunas que se están aplicando mundo. Pero claramente se estaba refiriendo a las fórmulas de su país.

“Ahora se considera oficialmente si deberíamos utilizar diferentes vacunas, de distintas líneas técnicas, para el proceso de inmunización”, había dicho Gao en su conferencia de prensa inicial, sugiriendo la posibilidad de aumentar la protección combinando sus preparados con los desarrollados en otros países. De hecho, aclaró: “Todo el mundo debe considerar los beneficios que pueden traer a la humanidad las vacunas de ARN mensajero”, que es la que utilizan Pfizer/BioNTech y Moderna.

No es que las vacunas chinas no sirvan. Hay muchas evidencias de que disminuyen el riesgo de sufrir cuadros graves de COVID-19, que pueden terminar en hospitalizaciones y en muertes. Sin embargo, un repaso de cómo están reaccionando las poblaciones de los países con campañas de inmunización más avanzadas revela que son menos eficaces que otras, como las de Pfizer/BioNTech y Moderna, o la de AstraZeneca.

Ya hay 37 países en los que la mitad de la población recibió al menos una dosis de una vacuna contra el COVID-19. Ordenados de mayor a menor porcentaje de cobertura, son estos: Malta (83,45%), Islandia (77,61%), Emiratos Árabes (75,2%), Seychelles (72,7%), Canadá (69,27%), Nauru (69,22%), Chile (68,3%), Uruguay (67,73%), Reino Unido (67,32%), San Marino (66,25%), Israel (66,12%), Singapur (65,69%), Holanda (65,26%), Bélgica (64,91%), Mongolia (64,09%), Qatar (64,04%), Bahrein (63,62%), Bután (62,83%), Finlandia (62,09%), Dinamarca (61,9%), España (58,89%), Maldivas (58,86%), Portugal (58,39%), Luxemburgo (58,38%), Alemania (57,79%), Italia (57,78%), Hungría (57,18%), Noruega (55,84%), Irlanda (55,44%), Austria (55,29%), Estados Unidos (54,88%), Suecia (54,7%), Andorra (53,99%), Chipre (53,47%), Francia (52,31%), Liechtenstein (52,2%) y Suiza (52,06%).

Ese nivel de protección permite tener una estimación del efecto de las distintas vacunas para combatir el COVID-19. En promedio, estos 37 países tienen 161 casos diarios por millón de habitantes y 0,74 muertes diarias por millón. Para tener una medida de comparación, en el peor momento de la pandemia, Europa llegó a promediar 383 casos y 7,37 muertes por día.

Estos revelan algo significativo: la disminución es mucho más ostensible en los decesos que en las infecciones. Eso se puede ver en los distintos gráficos que acompañan esta nota. El primero distribuye a las 37 naciones seleccionadas según el porcentaje de inmunización y el promedio de casos diarios por millón de personas. Lo primero que llama la atención es que 13 países, es decir, aproximadamente un tercio, están registrando más de 100 contagios diarios por millón, un número alto.

Por encima de 1.000 hay uno sólo, que es Seychelles, con 1.194. Es uno de los que utilizó principalmente una de las fórmulas chinas, la de Sinopharm, una empresa estatal, la Corporación Grupo Farmacéutico Nacional Chino. Pero muy cerca, con 901 infecciones cada 24 horas, está Chipre, que inoculó mayoritariamente con Pfizer/BioNTech. En tercer lugar, con 607 casos, está Mongolia, que también usó Sinopharm. Cuarto, con 429, está el Reino Unido, que usó casi en la misma proporción AstraZeneca y Pfizer/BioNTech. Quinto, con 315, está España, que vacunó esencialmente con Pfizer/BioNTech.

De modo que al analizar los contagios, no parece haber grandes diferencias entre las distintas vacunas. Pero diferente es el panorama cuando se indaga en las muertes diarias, que es lo que muestra el segundo gráfico. A diferencia del primero, donde se ve a varios países en la parte media del cuadro, 32 de los 37 están apretados abajo, con menos de un deceso diario por millón de habitantes. Es la evidencia más contundente de lo importantes que son las vacunas para salvar vidas.

Lo que también permite visualizar ese gráfico es que las cinco naciones que están por encima de una muerte usaron primordialmente vacunas chinas. Los de mayor mortalidad en este momento son Chile, con 6,18 muertes, y Uruguay, con 6,09. Ambos aplicaron más que ningún otro la vacuna de Sinovac Biotech, un laboratorio privado chino. Los otros tres inyectaron principalmente Sinopharm: Seychelles, que registra 4,36 decesos; Mongolia, con 2,96; y Bahrein, con 1,51.

Tanto Sinovac como Sinopharm usan virus inactivados para provocar una respuesta inmune en el paciente, un método muy utilizado en vacunas. Ambas fueron aprobadas por la Organización Mundial de la Salud, que informa que en ensayos realizados en Brasil, Sinovac tuvo aproximadamente un 50% de eficacia contra el COVID-19 sintomático y un 100% en cuadros graves, mientras que la eficacia de Sinopharm se estimó en un 79% en ambos rubros.

Lo cierto es que esos números provienen de ensayos. Pero la vacunación masiva reveló otras cosas. El caso de Chile es muy interesante. Si bien los contagios bajaron del pico de 382 a mediados de abril a 147 esta semana, se dio la paradoja de que las muertes aumentaron. En enero, cuando todavía no había comenzado la vacunación, la media era 2,39. Ahora es 6,18.

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