Rusia abastece con todo su arsenal al régimen de Daniel Ortega para su guerra comunicacional

11 diciembre 22

Estaciones satelitales, capacitación a periodistas de medios afines y convenios para controlar el uso de las tecnologías de la comunicación son parte del “combo ruso” que ha adquirido la dictadura nicaragüense

Rusia abastece con todo su arsenal al régimen de Daniel Ortega para su guerra comunicacional

Por: Infobae

Para el régimen de Daniel Ortega la comunicación es un frente de guerra y para librar esa batalla ha escogido a Rusia como su principal aliado.

Desde septiembre de 2021, la presencia rusa se ha incrementado en Nicaragua para reforzar la difusión de información del régimen nicaragüense y los controles para “prevenir, detectar, investigar el uso incorrecto, abusivo y delictivo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC)”, según expuso el canciller Denis Moncada a finales de noviembre pasado, durante la firma de un acuerdo de colaboración ruso-nicaragüense.

A principios de este mes llegó a Nicaragua una delegación de periodistas de RT (Russia Today) para “desarrollar un programa de Intercambio y capacitaciones con los medios sandinistas”, informó la plataforma oficialista 19 Digital.

La delegación rusa fue recibida por Daniel Edmundo Ortega Murillo, hijo de Daniel Ortega y Rosario Murillo, a quien se le presenta como coordinador de medios del Consejo Nicaragüense de Comunicación y Ciudadanía, un organismo paraestatal que reúne a una veintena plataformas, canales de televisión y emisoras de radio Nicaragua, muchos de ellos propiedad de la familia Ortega Murillo.

Dos meses antes, en septiembre de este año, el mismo Daniel Edmundo Ortega Murillo firmó un memorándum de cooperación con la Agencia de Noticias Internacional y Emisora de Radio Sputnik en la ciudad rusa de Vladivostok.

El documento, suscrito del lado ruso por Vasili Pushkov, jefe de la dirección de cooperación internacional de Sputnik, “prevé el intercambio de contenidos en español para acercar a los pueblos de los dos países y para el entendimiento mutuo”, se informó oficialmente.


“Evidentemente hay una ofensiva por establecer un solo discurso en Nicaragua”, dice un periodista nicaragüense que por seguridad pide anonimato. “Primero, persiguieron, exiliaron y encarcelaron a los periodistas independientes, cerraron medios de comunicación y los pocos que quedaron tuvieron que someterse a eliminar la cobertura política, para luego reforzar su discurso copiando a medios reconocidos por su capacidad de manipulación al informar”.

Tanto RT como la agencia Sputnik son plataformas informativas manejadas por el gobierno ruso, y a raíz de la invasión a Ucrania fueron restringidas por Meta en las redes sociales Facebook, Instagram y WhatsApp, a petición de la Unión Europea, quien las acusa de formar parte de una estrategia desinformación.

“Más grave que las noticias falsas, la manipulación informativa o el ocultamiento de la información inconveniente es la intención de vigilancia y control sobre las tecnologías de la información porque ahí estamos hablando no solo de restricciones sino también de espionaje de lo que circula en redes y medios, y las eventuales sanciones de cárcel que están contemplando”, señala la fuente consultada.

En Nicaragua se registran al menos 205 presos políticos y la mayoría de ellos han sido acusados o condenados por los delitos de “traición a la patria” y “propagación de noticias falsas”, estos últimos contemplados en La Ley Especial de Ciberdelitos (Ley 1042), también conocida como “Ley Mordaza” o “Ley Bozal”, aprobada el 27 de octubre de 2020.

Frecuentemente las pruebas presentadas por la Fiscalía son mensajes difundidos por los acusados en las redes sociales. En febrero de este año, el cronista deportivo Miguel Mendoza fue condenado a nueve años de prisión por los delitos de “traición a la patria” y “propagación de noticias falsas” y como pruebas incriminatorias contra él se presentaron 30 mensajes de Twitter y varias publicaciones de Facebook.

“Nicaragua tiene una ley de ciberseguridad que establece promover, preservar y garantizar el uso soberano y confiable del ciberespacio. Ante el uso transversal de las tecnologías de la información y la comunicación, con el desarrollo sostenible de la tecnología digital este paso que estamos dando hoy en el desarrollo de la cooperación nos ayuda a fomentar relaciones de colaboración, paz y seguridad”, sostuvo el canciller Moncada al firmar el acuerdo de colaboración ruso-nicaragüense a finales de noviembre.

La delegación rusa que participó en el evento estuvo encabezada por Oleg Khramov, secretario adjunto del Consejo de Seguridad de la Federación de Rusia, y Alexander Khokhólikov, embajador de Rusia en Nicaragua.

“La defensa de nuestras comunicaciones es parte de nuestra defensa integral”, señaló Moncada.


En su tradicional intervención radial de los mediodías, Rosario Murillo, esposa de Daniel Ortega y vicepresidenta del país, alegó por su parte, que el régimen se defiende “de la invasión comunicacional que pretende abolir nuestras propias culturas”.

La presencia rusa en Nicaragua en el área de las comunicaciones y la tecnología se incrementó a partir de septiembre del año pasado cuando la Asamblea Nacional aprobó un convenio entre ambos países donde se afirma que “las amenazas principales a la seguridad internacional de la información provienen de las tecnologías de la información y de las comunicaciones usadas para realizar los actos contra la soberanía, la seguridad y la integridad territorial de los Estados” causar pérdidas económicas y “con fines terroristas”, entre otros propósitos mencionados en el decreto.

También contempla como amenaza a las tecnologías usadas “para difundir información que inflige daños al sistema sociopolítico y sistema socioeconómico, así como al entorno espiritual, moral y cultural de otros Estados”.


El 6 de abril de 2017 se instaló en Nicaragua una estación satelital terrestre rusa Glonass. Todo el trabajo de instalación y el manejo de la estación están a cargo de personal ruso y su acceso está restringido.

“El acuerdo es que nosotros cedemos el espacio aéreo para que pasen los satélites, van a pasar cinco satélites rusos, de 25 que vienen detrás para que no haya descubierto nunca un minuto de Nicaragua de observación satelital, pero para servicios sociales y desastres naturales, porque es un satélite de poca altura, no son los de telecomunicaciones”, señaló en abril de 2016, Orlando Castillo (Q.E.P.D.), el entonces director del Instituto Nicaragüense de Telecomunicaciones y Correos (Telcor).

Sin embargo, el experto en seguridad, mayor en retiro, Roberto Samcam afirma que la estación “está obviamente dirigida al espionaje y la vigilancia”.

En Estados Unidos el avance ruso no pasó desapercibido. “Tres décadas después de que esta pequeña nación centroamericana se convirtiera en el premio de una batalla de la Guerra Fría con Washington, Rusia vuelve a plantar su bandera en Nicaragua. En los últimos dos años, el gobierno ruso ha fortalecido su asociación de seguridad aquí, vendiendo tanques y armas, enviando tropas y construyendo instalaciones destinadas a entrenar a las fuerzas centroamericanas para combatir el narcotráfico”, expuso Joshua Partlow, columnista del Washington Post.

“Los analistas de seguridad ven los movimientos militares en América Central como una posible respuesta al aumento de la presencia militar estadounidense en Europa del Este, lo que demuestra que Rusia también puede pavonearse en el patio trasero de Estados Unidos”, añadió el columnista.

Para el analista político nicaragüense, Eliseo Núñez, “definitivamente Ortega nos está metiendo en un conflicto en el que no necesitábamos entrar”. Dice que el incremento d ela presencia rusa en Nicaragua significa “un arreglo de mucha más profundidad y una entrega total a los rusos”.

“Eso debería ser una preocupación de la región, no solo de Nicaragua”, afirma Núñez. “Los rusos metidos en asesoría tecnológica en Nicaragua son un peligro para la región. Tienen una mejor plataforma para entrar a los servidores de los gobiernos para poder hacer un blackout (apagón), un montón de cosas que los rusos normalmente hacen, o para interferir como intervinieron, reconocido por ellos mismos, en las elecciones de Estados Unidos”.

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