Por: Infobae
La cantidad de personas miopes se ha incrementado en las últimas décadas, sobre todo en los países asiáticos, y la tendencia ha llegado a los Estados Unidos y Europa: según el Instituto Internacional para la Miopía (IMI), en Hong Kong la enfermedad visual tiene una incidencia del 62%, en Singapur del 53% y en China del 47%, mientras que los Estados Unidos superan el 42%. Hay grupos que padecen particularmente la miopía, como por ejemplo los adolescentes asiáticos, cuyas tasas exceden el 80 por ciento. Otros países desarrollados, como Australia (31%) y el Reino Unido (23%) también van en aumento.
En promedio, según un estudio de la publicación académica Investigative Ophthalmology and Visual Science (IOVS) realizado en 2019, más del 32% de la población mundial tiene miopía, o la incapacidad de ver con nitidez algo a distancia, y hacia 2050, si el ritmo de progreso continúa, “casi el 60% de la población global tendrá algún nivel de miopía, sobre todo en los países desarrollados”. El estudio también observó, como el IMI, un aumento desde el año 2000: además de las grandes ciudades asiáticas, en los Estados Unidos la cantidad de personas miopes ha aumentado un 14% y en Europa, un 15 por ciento.
“La miopía se ha vuelto una epidemia”, dijo a The Outline Fuensanta Vera-Díaz, profesora del New England College of Optometry. “La preponderancia es muy elevada y continuará en aumento si no hacemos nada al respecto”.
También ha aumentado la gravedad de los cuadros: además de la miopía común, la miopía magna, una forma extrema que causa una distensión en la parte de atrás del ojo (lo cual cambia las estructuras de la retina, la membrana coroides y hasta el nervio óptico) duplicó su incidencia, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), del 2,2% en 2000 al 4% del total de la población en 2020. Si la tendencia no se revierte, el 10% de la población sufrirá esta manifestación particularmente grave de la miopía, que se asocia al glaucoma y la degeneración macular, hacia 2050.
En Medium, el periodista de ciencias Robert Roy Britt rastreó que entre 1971 y el presente las tasas de miopía promedio pasaron del 25% a más del 40% en los Estados Unidos, según el Instituto Nacional de la Visión (NEI). “En las grandes ciudades de los países desarrollados de Asia, la tasa supera el 80% entre los estudiantes al terminar la escuela secundaria”, confirmó. Si bien los mecanismos de la miopía son complejos y la herencia juega un papel de importancia, “las pruebas apuntan a dos responsables probables y asociados entre sí, durante los años críticos (de la infancia al fin de la adolescencia) en los cuales el globo ocular crece y desarrolla su forma definitiva”, señaló.
Y entonces llegó la pandemia de COVID-19
En esa situación, debida a la difusión de nuevas tecnologías —y en algunos países asiáticos, también a la gran exigencia académica del primario y el secundario—, la pandemia de COVID-19, con la consecuente escolaridad por videoconferencia, constante tarea en el hogar y entretenimiento en línea, por no hablar de la imposibilidad de salir al exterior a recibir el sol, resultó otro golpe importante. “El tiempo de pantalla ha aumentado dramáticamente y continuará consumiendo nuestras vidas tanto en lo educativo como en lo recreativo”, sintetizó el oftalmólogo Vittorio Mena en InVision.
“Las tabletas, los dispositivos, los teléfonos inteligentes, los videojuegos de mano y las computadoras requieren una gran demanda a la visión cercana, que puede causar tensión y fatiga ocular, dolores de cabeza, ojo seco y a veces visión borrosa”, detalló. Citó un artículo de Forbes que mensuró la cuestión entre los más jóvenes: “El 73% de la Generación Z o Centennials emplea dispositivos conectados a internet para comunicarse con los amigos y la familia, actividad seguida por el entretenimiento (59%) y los juegos (58%)”.
En general la miopía se trata con anteojos o lentes de contacto, y últimamente con cirugía láser, pero el estiramiento del globo ocular, que es lo que causa visión borrosa al mirar objetos en la distancia, no se cura. Se suele diagnosticar entre los 3 y los 12 años, pero sigue progresando, según la Asociación Nacional de Optometría (AOA) de los Estados Unidos. Cada vez más se comprueba que aumenta las probabilidades de enfermedades más difíciles como las cataratas, el glaucoma, la maculopatía y el desprendimiento de la retina, que pueden causar pérdida de visión.