«Don Diego», el capo que quería ser sacerdote y terminó asesinando a más de 1.500 personas

27 mayo 19

Diego León Montoya Sánchez

«Don Diego», el capo que quería ser sacerdote y terminó asesinando a más de 1.500 personas

En sus declaraciones ante la justicia luego de ser capturado, Diego León Montoya Sánchez (Trujillo, Valle del Cauca, 1958) contó que intentó inscribirse en un seminario para ser sacerdote, pero no tenía edad para ingresar y no lo recibieron.

Entonces, cansado de pagar extorsiones a la guerrilla, que poco a poco iban acabando con la herencia que su padre le dejó, decidió comenzar a «traquetear». Se inició en el narcotráfico en 1988 y entonces se llamó «Don Diego».

«Don Diego» hace parte de la segunda generación de narcos que surgió en Colombia luego de que los dos principales cárteles de la droga, el de Medellín y el de Cali, desaparecieran con la muerte de Pablo Escobar y la captura de los hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela; luego de aprender de estos últimos los secretos del negocio. Así se convirtió en el cabecilla del cartel del Norte de Valle junto a Wílber Varela, alias ‘Jabón’, con quien después se distanciaría.

Con este cartel, «Don Diego» llegó a manejar el 70% del tráfico de droga hacia Estados Unidos, por eso ingresó fácil al listado de los 10 más buscados por la DEA en el mundo, su foto aparecía al lado de la del terrorista yihadista Osama bin Laden.

 Con su fortuna y el poder que le había dado, pudo vengarse de la guerrilla a la que tanto despreciaba. Sin reparos confesaría que fue él quien financió la llegada del paramilitarismo al departamento del Valle del Cauca.

«Hablé con un grupo de cafeteros y con el respaldo mío, de Iván Urdinola, Orlando Henao y Efraín Hernández, montamos un grupo paramilitar», afirmó ante la justicia según detalló en su momento la revista Semana.

El medio nacional afirma que iniciaron con 30 hombres y terminaron con 600 en un grupo al que llamaron Bloque Calima. Para entonces era llamado el ‘Señor de la guerra’, y no en vano habría adoptado ese apodo, las autoridades le atribuyen más de 1.500 asesinatos.

Fue él quien llevó a cabo una de las peores masacres registradas en la historia del conflicto armado colombiano, que le dieron un nuevo giro de violencia a la confrontación contrainsurgente.

Y se trató de una serie de crímenes cometidos en Trujillo, su ciudad natal, entre 1986 y 1994, que dejó más de 342 víctimas a causa de homicidios, secuestros, torturas, desapariciones forzadas y descuartizamientos; llevados a cabo junto a miembros corruptos del Ejército y la Policía.

Fue él, junto a Henry Loaiza, alias el ‘Alacrán’, quien inició por primera vez acciones de «limpieza social» e intimidación contra campesinos para apropiarse de sus tierras; y quien instauró la macabra estrategia de guerra de usar motosierras para mutilar cuerpos de personas mientras estaban vivas, para luego tirarlos al río Cauca para que quedaran expuestos ante la comunidad y generar miedo.

También ejecutaba testigos para los crímenes quedaran en la impunidad.Al final, «Don Diego» le cedió el Bloque Calima a Carlos Castaño, el primer fundador del paramilitarismo en Colombia, quien unió todas las estructuras en una sola agrupación, las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).

Así, esta estructura del Valle del Cauca quedó al mando de alias ‘HH’. Pero el capo decidió crear otro grupo criminal, Los ‘Machos’, con el objetivo de combatir a ‘Los Rastrojos’, la banda creada por su antiguo socio y ya archienemigo ‘Jabón’.
La guerra entre ambos la declararon a finales de la década de los 90. «Don Diego» estaba molesto por los métodos que usaba «Jabón» para eliminar a sus rivales, que los ponían en evidencia ante las autoridades. Pero fue realmente el asesinato de su amigo Miguel Solano, alias «Miguelito», en una discoteca de Cartagena, lo que desató su ira. «Jabón» acusó a este último de ser un delator, y en la mafia eso se paga con muerte.

 Esta lucha dejó unos 1.000 muertos más.

En todos esos largos años de guerra y narcotráfico, «Don Diego» también permeó la política comprando altos mandos militares, alcaldías municipales, congresistas, financiando campañas, a lo largo del territorio donde hacía presencia, especialmente en los municipios de Zarzal, Riofrío, Trujillo, Cartago, Sevilla y Tuluá, en el Valle del Cauca. Aunque sus testimonios ante la justicia también vinculan a dirigentes del departamento de Antioquia y del Magdalena Medio.

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