Cómo es la celda en la que podría pasar sus días «El Chapo» Guzmán

17 febrero 19

Exprisionero describió la cárcel de ADX Florence como una «versión de alta tecnología del infierno»

Cómo es la celda en la que podría pasar sus días «El Chapo» Guzmán

 

Joaquín «El Chapo» Guzmán fue declarado culpable de 10 cargos en una Corte de Nueva York y podría ser sentenciado el próximo 25 de junio a cadena perpetua en una prisión de máxima seguridad en los Estados Unidos.

La ADX Florence sería el destino final de «El Chapo», una cárcel en donde están recluidos terroristas, espías, ex miembros de Al Qaeda, asesinos en serie y ex integrantes de las Fuerzas Armadas de Colombia (FARC).

El ex director de ADX Robert Hood describió la penitenciaria como «la muerte en vida».

«En mi opinión, es mucho peor que la muerte», agregó. Otros lo han denominado «la prisión de las prisiones», «inhumano» y «peor que Guantánamo».

Ahí los prisioneros están confinados durante 23 horas al día en pequeñas celdas de concreto, privadas de casi todo contacto humano.

«El Chapo» no se mezclará con otros reclusos que ahí habitan.

Guzmán Loera, quien se escapó dos veces de prisiones mexicanas consideradas de alta seguridad, podría pasar el resto de sus días en un cuarto de 2 por 3 metros, en donde hay solo una cama de cemento, baño, un lavabo y un distribuidor de agua.

La sombría prisión ADX en Colorado es donde Estados Unidos encarcela a los «peores de los peores» y, cuando le dicten sentencia al exjefe del Cártel de Sinaloa, es muy probable que pase ahí a sus días.

«Es una sentencia de la que no hay escapatoria ni retorno», dijo el abogado estadounidense Richard Donoghue después del veredicto.

Una vez considerado «intocable», supo que todo había terminado para él en el momento en que abandonó la jurisdicción de México, donde la corrupción le había permitido operar con virtual impunidad.

De la prisión de máxima seguridad, desde que abrió sus puertas en 1994, nadie ha escapado nunca.

Sus 410 reclusos son llevados en autobuses, vehículos blindados e incluso en helicópteros Black Hawk, a las extensas instalaciones unos 115 kilómetros al sur de Denver.

Una docena de torres de vigilancia y alambradas rodean la red de edificios de ladrillo, que son patrullados las 24 horas 7 días a la semana, por guardias fuertemente armados y con perros de ataque.

La celdas son de paredes son gruesas y están insonorizadas, lo que garantiza que los presos no pueden comunicarse entre sí. La cama es una losa de concreto cubierta con un delgado colchón y mantas, hay un lavabo, un fregadero y una fuente de agua combinados.

El único mobiliario es un escritorio y un taburete de hormigón inmóviles, y para algunos reclusos, una pequeña televisión en blanco y negro que muestra programas religiosos y educativos cuidadosamente seleccionados.

Cada celda tiene una ventana con forma de hendidura de 42 pulgadas de alto y 4 pulgadas de ancho, que tiene un ángulo para que no haya una vista del cielo ni de otras celdas.

Esto tiene la intención de evitar que los internos vean incluso el complejo de la prisión. Un exprisionero describió a de la ADX Florence como una «versión de alta tecnología del infierno, diseñada para apagar toda percepción sensorial».

Guzmán Loera fue encarcelado dos veces y escapado el mismo número: una vez en 2001 en una cesta de lavandería y nuevamente en 2015 a través de un túnel especialmente construido de una kilómetro con una motocicleta sobre rieles e iluminación eléctrica,

Los años de prisión de «El Chapo» en México no fueron tan duros. Guardias y funcionarios corruptos le permitieron vivir como un señor, entreteniendo a los presos preferidos con cenas y fiestas.

La ADX Florence va a ser muy diferente para «El Chapo» si es que la sentencia dicta que sea recluido ahí.

Un informe de Amnistía Internacional de 2014 concluyó que el duro régimen de aislamiento y privación sensorial tenía un efecto devastador en la salud física y mental de los presos.

Dos años antes, una demanda colectiva de presos con enfermedades mentales afirmaba que muchos de ellos «lamentaban, gritaban y golpeaban interminablemente las paredes de sus celdas» o mutilaban sus cuerpos con cualquier objeto que pudieran encontrar.

Las autoridades dicen que incluso los presos en el H-Hut, otra cárcel de máxima seguridad, pueden publicar cartas, hacer ejercicio en su celda, hablar por teléfono durante hasta 30 minutos al mes y escribir libros.

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