“Era como el infierno por todo mi cuerpo”: los testimonios de los ucranianos torturados por las tropas de Putin en Kherson

29 noviembre 22
“Era como el infierno por todo mi cuerpo”: los testimonios de los ucranianos torturados por las tropas de Putin en Kherson

Por Infobae

Cuando una docena de soldados rusos irrumpió en la casa de Dmytro Bilyi en agosto, el policía de 24 años dijo que le dieron dos sombrías opciones: entregar su pistola o su madre y su hermano desaparecerían.

Bilyi entregó su pistola a los soldados, que llevaban ametralladoras y el rostro cubierto. Pero dio lo mismo. Le sacaron a rastras de su casa en el poblado de Chornobaivka, en el sur de Ucrania, y le llevaron a una prisión en la capital regional cercana de Kherson, donde dijo que estuvo encerrado en una celda y fue torturado durante días, con descargas eléctricas en los genitales y las orejas.

“Era como el infierno por todo mi cuerpo”, recordó Bilyi. “Quema muchísimo, es como si la sangre hirviera (…) Yo sólo quería que parase”.

Más de dos semanas después de la retirada rusa de la ciudad, testimonios como el suyo ayudan a descubrir lugares donde supuestamente se realizaron torturas en Kheron, que estuvo ocho meses ocupada por fuerzas del Kremlin. Se han encontrado cinco de esas salas en la ciudad, además de otras cuatro en la región de Kherson, donde la gente dice que fue confinada y sufrió golpes, choques eléctricos, interrogatorios y amenazas de muerte, según la policía.

Expertos en derechos humanos advierten que las acusaciones conocidas por ahora probablemente son sólo el principio.

“Durante meses hemos recibido información sobre torturas y otras clases de persecución de civiles”, explicó Oleksandra Matviichuk, responsable del Centro de Libertades Civiles, un grupo local de derechos. “Me temo que aún quedan por delante descubrimientos espantosos en Kherson”.

The Associated Press habló con cinco personas que dijeron haber sufrido torturas o detenciones arbitrarias de fuerzas rusas en Kherson o conocían a personas que desaparecieron y soportaron abusos. En ocasiones, dijeron, los rusos se llevaban a cualquiera que vieran: sacerdotes, soldados, maestros o médicos, sin motivo concreto. En otros casos, los rusos supuestamente habían recibido información de simpatizantes que dieron los nombres de personas que creían ayudaban al ejército ucraniano.

Una vez detenidas, esas personas dijeron que fueron encerradas en celdas abarrotadas donde recibían raciones escasas de sopa aguada y pan y se les obligaba a aprender el himno de Rusia, mientras oían los gritos de los prisioneros torturados al lado. Los detenidos fueron supuestamente obligados a dar información sobre parientes o conocidos con lazos con el ejército ucraniano, incluidos nombres y lugares revelados en notas manuscritas.

Bilyi, policía e hijo de militar, se mantuvo fuera del radar durante varios meses de la ocupación rusa, hasta que, según dijo, probablemente alguien le delató. Pasó cuatro días en una celda con otras personas, de donde le sacaban para interrogarle y aplicarle descargas eléctricas.

Los investigadores le acusaron de tener un Kalashnikov, y no sólo una pistola, y le presionaron para que revelara la ubicación de su padre. Después le dieron descargas durante media hora al día, durante dos días, antes de liberarle, dijo.

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