A 30 años de los Acuerdos de Paz, ¿cuánto ha avanzado la democracia en El Salvador?

17 enero 22

El domingo 16 de enero marcó el aniversario 30 de la firma del Acuerdo de Paz

A 30 años de los Acuerdos de Paz, ¿cuánto ha avanzado la democracia en El Salvador?

SAN FRANCISCO, EE. UU./SAN SALVADOR — 

Tres décadas después del cese de las hostilidades del conflicto armado de El Salvador con la firma de los Acuerdos de Paz, el 16 de enero de 1992, el país centroamericano conmemora la fecha en medio de grandes confrontaciones entre el Gobierno del presidente Nayib Bukele y diferentes sectores sociales de la población.

Para conmemorar la fecha, organizaciones de la sociedad civil y sindicatos convocaron protestas para mostrar su descontento hacia la actual administración y sus políticas. El Gobierno de Bukele se negó por tercer año consecutivo a reconocer la fecha.

Además, continúa calificando los acuerdos de paz como un «farsa» y “un pacto de corruptos”, de ahí que, con apoyo del Congreso, de mayoría oficialista, derogó un decreto legislativo de 1993 que designaba la fechas como el “Día de la Conmemoración de los Acuerdos de Paz” para renombrarla y dar su propio significado a la fecha.

Ese ambiente polarizado, según analistas, actores políticos, participantes de la firma y organismos sociales consultados por la Voz de América, ocurre en medio de un “deterioro democrático” que se ha agudizado en los últimos años, pero que no tiene todas sus raíces en la actual Administración.

Los Acuerdos de Paz firmados entre el gobierno y las fuerzas guerrilleras terminaron 12 años de asesinatos y desapariciones, redefinieron el mandato de las fuerzas armadas, reformaron el Órgano Judicial y reconocieron las graves violaciones a los derechos humanos de la época.

El conflicto dejó 75.000 muertos, 9.000 desaparecidos y 12.000 presos políticos.

La excombatiente y líder política María Marta Valladares, conocida como Nidia Díaz, y el General retirado de la Fuerza Armada Mauricio Vargas fueron partícipes de la firma de la Paz. Ambos coinciden en que hay un retroceso democrático y un “desmantelamiento” de las instituciones públicas creadas tras la firma de la Paz.

“Lo que hay ahora es un retroceso enorme de todo lo que se logró con la firma de la Paz. Los Acuerdos de 1992 fortalecieron el sistema de pesos y contrapesos; le dieron funciones a la Procuraduría de Derechos Humanos, a la Fiscalía, pero si uno ve ahora, la Fiscalía se supedita al Ejecutivo, el Órgano Judicial se supedita al Ejecutivo, el Órgano Legislativo también es controlado por el Ejecutivo”, explicó Díaz.

Pero tras haber ganado el Ejecutivo, el mandatario inició una lucha discursiva en contra de la Asamblea –controlada por otros partidos políticos– y del Órgano Judicial que puso freno a varias de las decisiones políticas consideradas autoritarias.

Fue el 1 de mayo, con un Congreso controlado en su mayoría por Nuevas Ideas, que Bukele logró la destitución de cinco magistrados de la Corte Suprema, incluidos el presidente de la Corte y la Sala de lo Constitucional, así como la del fiscal general. Tras la movida, analistas hablan de un control total de los tres poderes del Estado, los mismos que fueron clave en las negociaciones que pusieron fin a la guerra civil salvadoreña.

“El país necesita retomar el rumbo de la institucionalidad, de la independencia de poderes, de los pesos y contrapesos, del respeto a la pluralidad democrática y sobre todo a las libertades. No puede haber un retroceso de los Acuerdos de Paz de forma tan impune”, añadió la excombatiente y militante del partido FMLN.

Eric Olson, director de Política e Iniciativas Estratégicas de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), señaló que dicha acción representa “un gran peligro” para El Salvador porque no solo debilita a la fiscalía, sino también a la Corte Suprema.

La excombatiente Nidia Díaz asegura que en los 30 años que El Salvador lleva sin guerra, han habido dos momentos que evidencian una desconexión con los Acuerdos de Paz.

Uno fue en 2014, cuando el candidato a la presidencia por el partido de derecha ARENA llamó públicamente a la Fuerza Armada a rebelarse luego de conocer que los resultados no le favorecieron. El alto mando militar de la época salió al paso enviando un mensaje de tranquilidad a la población.

El segundo ha sido en el mandato de Bukele, el 16 de diciembre de 2020, el presidente salvadoreño dio un discurso donde calificó los acuerdos como una “farsa”.

Meses después, habló de afrontar un “enemigo interno” y pidió a los jóvenes enlistarse en la Fuerza Armada con el propósito de elevarla a 40.000 miembros, pese a que uno de los acuerdos de 1992 fue la reducción del Ejército.

El discurso anti-Acuerdos de Paz iniciado con el presidente Bukele y seguido por los legisladores afines a su proyecto político ha llevado a otros firmantes de la Paz, como al general retirado Mauricio Vargas, a considerar “una falsificación de la historia” en los hechos recientes.

“Naciones Unidas es parte del Acuerdo de Paz, los amigos del secretario general son parte del Acuerdo de Paz, los gobiernos de Centroamérica donde hablan de la finalización de la violencia y poner las condiciones del diálogo son parte también. (…) Con todos esos actores, ¿se puede llamar a esto un pacto de corruptos? me parece una manera descarada y artificial de querer ocultar la historia”, explicó a la Voz de América.

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