Joe Biden y Vladimir Putin se reúnen en Ginebra en medio de las crecientes tensiones entre EEUU y Rusia

16 junio 21
Joe Biden y Vladimir Putin se reúnen en Ginebra en medio de las crecientes tensiones entre EEUU y Rusia

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, se dieron la mano en Ginebra el miércoles al comienzo de su primera cumbre, con las tensiones en su punto más alto en años.

Los dos mandatarios se dieron la mano después de pararse con su anfitrión, el presidente suizo Guy Parmelin, frente a la villa La Grange con vista al lago de Ginebra, donde se reunirán por hasta cinco horas, con los ataques cibernéticos, la intromisión electoral rusa y las violaciones de los derechos humanos como principales temas en la agenda.

“Siempre es mejor verse cara a cara”, dijo Biden, tras estrechar la mano de Putin. El presidente ruso confió por su parte en que esta reunión, que se prevé tensa debido a los importantes desencuentros entre los dos países, sea “productiva”.

El presidente Putin fue el primero en llegar a las 13.02 hora local (11.02 GMT), directamente desde el aeropuerto internacional de Ginebra.

Biden llegó a Villa La Grange 15 minutos después desde el hotel donde se aloja y escoltado por una impresionante comitiva compuesta por más de 30 vehículos.

Una vez en la mansión, ambos volvieron a salir acompañados del presidente suizo, quien dijo que su país se siente honrado de acoger esta reunión y favorecer así el diálogo y la compresión mutua.

Asimismo, deseó a Putin y a Biden una “reunión fructuosa en el interés de sus respectivos países y del mundo entero”.

Minutos después los presidentes aparecieron ante las cámaras sentados en la gran biblioteca de la Villa La Grange, donde mantendrán al menos la primera parte de su reunión, acompañados de sus ministros de Asuntos Exteriores.

Luego las puertas se cerraron y los presidentes y sus ministros se quedaron a solas, únicamente acompañados por sus intérpretes, para empezar a conversar sobre la extensa agenda que les espera

En torno a las 14.30 (12.30 GMT) dará comienzo una primera reunión en formato ampliado con otros cinco miembros de cada una de las dos delegaciones. Una segunda parte con esta estructura continuará a las 16.15 (14.15 GMT).

La delegación estadounidense ha descartado además por el momento un almuerzo de trabajo en la cumbre.

La posibilidad de una reunión a solas dependerá únicamente de Biden y Putin. Al término de la cumbre cada mandatario celebrará una rueda de prensa aparte. La cuestión de si habrá un documento final o una declaración conjunta aún está abierta.

La agenda

Los dos líderes abordarán prácticamente todos los asuntos que preocupan tanto a Moscú como a Washington. En la agenda figuran el estado actual y las perspectivas de las relaciones bilaterales, la estabilidad estratégica, los temas de seguridad informática y lucha contra la ciberdelincuencia. Además tratarán sobre la cooperación económica, el clima, el Ártico y la lucha contra el coronavirus.

Asimismo Putin y Biden evaluarán la situación en Oriente Medio, Siria, Libia, Afganistán, la península coreana, así como el programa nuclear iraní. También prestarán atención a los conflictos en Nagorno Karabaj y Ucrania y la crisis en Bielorrusia.

El líder estadounidense quiere además hablar con Putin de los derechos humanos y la persecución de la oposición rusa, entre ellos el encarcelado Alexei Navalny.

Previsiblemente mencionará también ante su homólogo los estadounidenses presos en Rusia, entre ellos Paul Whelan, un antiguo infante de marina condenado a 16 años de prisión por espionaje.

Las expectativas

Ninguno de los dos líderes llegó a Ginebra con ilusiones. Biden busca unas relaciones “estables y predecibles”, mientras que Putin quiere un diálogo basado en el respeto mutuo, en la igualdad y sin injerencias en los asuntos internos de Rusia.

Ambas delegaciones insistieron en que la cumbre en sí misma ya supone un avance.

El Kremlin ha avanzado como posible resultado de la cita el retorno de los embajadores de EE. UU. y de Rusia a sus respectivos destinos y la eliminación de obstáculos al trabajo de las legaciones.

Más allá, están sobre la mesa la reanudación del diálogo sobre estabilidad estratégica para definir la agenda de cara al vencimiento del tratado de desarme nuclear Nuevo START en 2026 y la inclusión de nuevas armas en futuros pactos.

Y el reinició de las conversaciones sobre seguridad cibernética. Ese diálogo comenzó en 2013 pero quedó congelado debido a desacuerdos sobre Ucrania y la supuesta injerencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016.

El estado de las relaciones antes de la cumbre

El antecesor de Putin en el Kremlin y actual vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dmitri Medvédev, ha asegurado que ambas potencias “han pasado de la rivalidad a la confrontación y han regresado a la época de la Guerra Fría”.

Si entonces fueron los misiles, ahora son las sanciones, la injerencia de Rusia en elecciones y la interferencia de EE. UU. en el patio trasero postsoviético, el acercamiento de la OTAN a las fronteras rusas, las acciones agresivas del Kremlin en el exterior o ciberataques desde territorio ruso.

Las tensiones entre el Kremlin y la Casa Blanca se dispararon en marzo después de que el presidente de EE. UU. llamara “asesino” a Putin, tras lo cual Moscú llamó a consultas a su embajador en Washington, Anatoli Antónov, y recomendó al responsable de la legación estadounidense, John Sullivan, que abandonara el país.

En abril Estados Unidos impuso sanciones a Rusia y expulsó a diez diplomáticos por su presunta interferencia en las elecciones presidenciales de 2020, su supuesto papel en el ciberataque masivo de SolarWinds y sus acciones en Ucrania y Afganistán.

El Kremlin respondió con medidas similares, incluyó a EE. UU. en una lista de “países inamistosos”, que implica que Washington no podrá contratar a personal local para sus representaciones diplomáticas en territorio ruso, y recientemente limitó el movimiento de diplomáticos estadounidenses en territorio ruso.

Viejos conocidos

Putin y Biden se conocen. Se ven por primera vez desde que Biden fuera elegido el 46 presidente de Estados Unidos.

La última vez que se vieron fue en Moscú en 2011 cuando el primero era primer ministro de Rusia y el segundo vicepresidente de Barack Obama. Obama había intentado dos años antes sin éxito reiniciar las relaciones con Rusia.

“Señor primer ministro, le estoy mirando a los ojos y no creo que usted tenga alma”, le dijo Biden en Moscú a Putin.

Una década antes, George W. Bush, había “visto el alma” a Putin y concluido que era un hombre “muy franco y digno de confianza”.

Han pasado diez años desde aquel momento. Pero la relación de Biden sobre Putin no ha mejorado: en marzo el estadounidense le llamó al ruso “asesino”. Putin le respondió deseándole “buena salud” a sus 78 años y replicándole “El que lo dice, lo es”.

Con información de EFE y AFP

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