Qué pasa cuando el COVID-19 irrumpe en el cerebro

16 mayo 21
Qué pasa cuando el COVID-19 irrumpe en el cerebro

Por: Infobae

El COVID-19 ha devastado a la población mundial durante más de un año y la mayoría todavía piensa en la enfermedad como una infección respiratoria. Sin embargo, aunque comienza allí, el virus puede afectar otros sistemas del cuerpo: el corazón, la piel, los vasos sanguíneos e, incluso, el cerebro.

En la etapa aguda y severa, el efecto más común en el cerebro es una condición temporal conocida como delirio. Las personas hospitalizadas con COVID-19 tienen un alto riesgo de desarrollar el trastorno, que se caracteriza por una atención fluctuante y desorientación, extremos emocionales, agitación, alucinaciones y paranoia, o en ocasiones lo contrario, una expresión emocional muy plana.

“El ciclo sueño-vigilia suele interrumpirse y el delirio empeora clásicamente a medida que avanza el día. En el hospital no es raro ver que un paciente que está perfectamente alerta y consciente por la mañana se confunde y alucina por la tarde”, explica Aarón Waistein, psicólogo y psiquiatra, especialista en complicaciones mentales por infecciones ajenas al cerebro de Hospital de la Universidad de California.

Por lo general, el delirio afecta del 10 al 15% de los pacientes hospitalizados en los pisos de medicina general y del 50 al 70% de los pacientes en la UCI. Puede ser causado por diferentes estímulos (infecciones, medicamentos, abstinencia, cirugía) y parece ser una reacción cerebral común a una enfermedad grave o medicamentos que alteran la conciencia. El delirio se asocia con estadías hospitalarias más prolongadas, más complicaciones y un mayor riesgo de muerte

En el contexto del COVID-19, las estadías en la UCI mucho más largas de lo normal bajo sedación intensa y las restricciones en las visitas familiares significan que el delirio es extremadamente probable en pacientes muy enfermos. “En los ancianos o en otras personas con afecciones cerebrales preexistentes, el delirio a veces puede ser el primer síntoma de una enfermedad”, sugiere Linda Kay, gerontóloga especialista en salud mental del Hope Memorial de La Jolla. La alteración de la conciencia y del comportamiento son, a veces, la razón por la que las familias llevan a sus seres queridos a la sala de emergencias, y allí les diagnostican COVID-19.

“El delirio puede ser aterrador e incluso peligroso. Los pacientes, con miedo y confusión, pueden intentar escapar, sacar intravenosas, catéteres y tubos de respiración, e incluso atacar a familiares o personal”, cuenta Marcos Gallo, director de asistencia en UCI de la Clínica Las Condes de Chile.

Sin embargo, esta afección es temporal. Los síntomas tienden a mejorar con el tiempo, el tratamiento de las causas subyacentes, la interrupción mínima del sueño y la presencia de elementos familiares junto a la cama. La afección no conduce a una psicosis duradera, aunque a veces puede haber consecuencias psiquiátricas, como ansiedad o flashbacks.

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