La participación femenina en el mercado laboral de América Latina retrocedió una década como consecuencia de la pandemia

11 febrero 21
La participación femenina en el mercado laboral de América Latina retrocedió una década como consecuencia de la pandemia

Por Infobae

La pandemia de COVID-19 causó un retroceso de más de una década en los niveles de participación laboral de las mujeres en Latinoamérica, donde la tasa de participación femenina cayó un 6% en 2020. De esta manera, se ubicó en 46%, frente al 69% de la masculina.

La información se desprende de un reporte publicado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) . Titulado “La autonomía económica de las mujeres en la recuperación sostenible y con igualdad”, el organismo dependiente de la ONU indicó que alrededor de 118 millones de mujeres latinoamericanas se encuentran en situación de pobreza, 23 millones más que en 2019.

La Cepal detalló que durante 2020 “se registró una contundente salida de mujeres de la fuerza laboral, quienes, por tener que atender las demandas de cuidados en sus hogares, no retomaron la búsqueda de empleo”. Ello llevó a que la tasa de desocupación femenina fue del 12% el año pasado.

La tasa de participación laboral se define como el porcentaje de la población en edad de trabajar (tanto ocupados como desocupados), mientras que la tasa de ocupación se calcula como el cociente entre los ocupados y la población en edad de trabajar.

”Debemos avanzar hacia una sociedad del cuidado. La pandemia nos ha mostrado que los que sepan cuidar y cuidarse van a tener mayores oportunidades de sobrevivencia en el corto y largo plazo”, dijo en rueda de prensa la secretaria ejecutiva de Cepal, Alicia Bárcena, tras presentar el informe de forma telemática.

La pandemia, que en varios países atraviesa una segunda ola, ya suma casi 20 millones de infectados y más de 600.000 muertos en la región y ha provocado la mayor crisis económica en los últimos 120 años en Latinoamérica: según el organismo, la contracción durante 2020 fue del 7,7%.

La región, con 626 millones de personas y considerada la más desigual del mundo, se encontró con la pandemia en un momento de debilidad económica, traducida en un crecimiento que apenas alcanzó una tasa del 0,1% en 2019. Antes del covid-19, la Cepal preveía que Latinoamérica crecería un máximo de 1,3 % en 2020.

Empleadas en sectores de riesgo

Según el documento, un 56,9% de las mujeres en Latinoamérica y un 54,3% en el Caribe se encuentran ocupadas en sectores en los que se prevé un mayor efecto negativo en términos del empleo y los ingresos a causa de la pandemia.

Uno de ellos es el trabajo doméstico remunerado. “Se caracteriza por una alta precarización y por la imposibilidad de ser realizado de forma remota, y ha sido uno de los sectores más golpeados por la crisis de la covid-19 en la región”, ilustró Bárcena.

En 2019, previo a la pandemia, el 11,1% de las mujeres ocupadas se dedicaban al trabajo doméstico remunerado, pero tras la crisis los niveles de ocupación en el sector las cifras cayeron un 24,7 % en Brasil; 46,3 % en Chile; 44,4 % en Colombia; 45,5 % en Costa Rica; 33,2 % en México; y 15,5 % en Paraguay.

La región, afirmó la titular de Cepal, “debe invertir en la economía del cuidado y reconocerla como un sector dinamizador de la recuperación, con efectos multiplicadores en el bienestar, la redistribución de tiempo e ingresos, la participación laboral, el crecimiento y la recaudación tributaria”.

Otro de los sectores fuertemente afectados por el cierre de fronteras y las restricciones a la movilidad es el turismo, que en la región está altamente feminizado, con un 61,5 % de los puestos de trabajo ocupados por mujeres, de acuerdo al informe.

Para Bárcena, es “urgente” reforzar las políticas de empleo y asegurar a las mujeres participación en los sectores dinamizadores de la economía “en condiciones de trabajo decente”.

Además, concluyó, “resulta fundamental avanzar en un nuevo pacto fiscal que promueva la igualdad de género y que evite la profundización de los niveles de pobreza de las mujeres, la sobrecarga de trabajo no remunerado y la reducción del financiamiento de políticas de igualdad”.

Con información de EFE

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