El primer ministro Hassan Diab confirmó la renuncia de todo el gobierno del Líbano tras la crisis desatada por las explosiones en Beirut

10 agosto 20
El primer ministro Hassan Diab confirmó la renuncia de todo el gobierno del Líbano tras la crisis desatada por las explosiones en Beirut

Por Infobae

El premier libanés confirmó la noticia anticipada por el ministro de Salud tras la reunión de gabinete de este lunes: Hassan Diab renunció junto a todos los ministros que quedaban en el gobierno.

El titular del área de salud, Hamad Hassan, habló con periodistas más temprano y señaló que la decisión estaba tomada, después de dos días de manifestaciones durante el fin de semana que vieron enfrentamientos con las fuerzas de seguridad que lanzaron gases lacrimógenos contra los manifestantes.

“Todo el gobierno dimitió”, dijo Hamad.

El ministro indicó que el primer ministro, Hassan Diab, tiene previsto dirigirse al país a las 19.00, hora local (16.00 GMT) presentará su renuncia sin que ello suponga que eluda sus responsabilidades, indicaron medios locales.

El estallido de más de 2.000 toneladas de nitrato de amonio en un almacén el 4 de agosto acabó con la vida de 158 personas, hirió a más de 6.000 y destruyó parte de la ciudad mediterránea, coronando meses de deterioro político y económico y provocando airados llamados a la dimisión de todo el gobierno.

El gabinete se había formado en enero con el respaldo del poderoso grupo proiraní Hezbollah y sus aliados.

Los ministros de Información y Medio Ambiente dimitieron el domingo, así como muchos legisladores. La ministra de Justicia renunció el lunes, citando la catastrófica explosión.

El primer ministro dijo el sábado que iba a pedir el adelanto de las elecciones parlamentarias.

El presidente de Líbano dijo con anterioridad que había material explosivo almacenado desde hacía años de forma insegura en el puerto. Más tarde dijo que la investigación evaluará si la causa fue una interferencia externa, negligencia o accidente.

El gobernador de Beirut dijo que muchos trabajadores foráneos y conductores de camiones seguían perdidos y se asumía que habían fallecido, lo que complicaba los esfuerzos para identificar a las víctimas.

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