Ser indígena y de piel oscura: la doble pesadilla en México

07 agosto 19

La desigualdad de oportunidades de hoy todavía se alimenta de la discriminación

Ser indígena y de piel oscura: la doble pesadilla en México

El tono de piel de los mexicanos es un factor determinante en el desarrollo y acceso a las oportunidades en el país. De acuerdo con el estudio «Por mí Raza Hablará la Desigualdad. El impacto de las características étnico-raciales en la desigualdad de oportunidades en México», publicado por Oxfam, este rasgo racial es crucial en el acceso a una mejor calidad de vida.

El estudio señala que la discriminación y desigualdad que viven los integrantes de grupos étnico-raciales como indígenas y afrodescendientes es mayor que la de otros grupos, y está relacionada a mayores desventajas socioeconómicas.

El tono de piel de los mexicanos si es un factor que determina las oportunidades laborales a las que acceden, el nivel de estudios que cursan y hasta los ingresos que perciben, confirma el estudio.

Respecto al nivel de escolaridad, se observa que a pesar del del incremento intergeneracional en el nivel de estudios de la población, persiste una fuerte asociación entre los niveles de los padres y los hijos. Es revelador el hecho que sólo el 8.5% de los indígenas tuvo acceso a la educación superior, en contraste con el 25.5% de los mestizos y blancos.

Con base en los resultados del Módulo de Movilidad Social Intergeneracional del Inegi, se observa que el 26.4% de los indígenas no concluyeron la primaria, en tanto que del grupo que se autodescribió como afrodescendiente, fue el 23.9%.

La organización concluyó sobre este aspecto, que la probabilidad de ingresar a los estudios superiores es 23% menor para los hombres y 50% menor para las mujeres de tonos de piel oscuros, con respecto a sus contrapartes de tonos claros.

Al hablar de oportunidades de trabajo, se observó que 25.7% de las personas mestizas y blancas alcanzaron ocupaciones como empleadores o en la clase de servicios, frente al10.4% de las personas indígenas y 13.4% de las personas negras y mulatas.

En la posición contraria, es decir, las personas que son trabajadores manuales de baja calificación, se concentra la población indígena con 40.5%; 31.7% de afrodescendientes y 18.8% de blancos y mestizas.

Con respecto a las mujeres de tonos de piel clara, las de tonos oscuros tienen una probabilidad 32% mayor de estar en las posiciones ocupacionales de menor jerarquía, y 43% menor de alcanzar a las de mayor jerarquía.

Además, se observa que los efectos ajustados son condicionales al género, aunque esto depende de cada característica en particular. Así, parecería que ser hablante de lengua indígena y tener un tono de piel oscuro genera mayores desventajas ocupacionales para las mujeres, mientras que la autoadscripción étnico-racial como indígena, negro o mulato, se asocia con mayores desventajas entre los hombres.

El destino económico de la población mexicana también está determinado por su color de piel. De acuerdo con el análisis de Oxfam, 41.7% de los indígenas se ubican en la escala más baja de ingresos, seguidor por la población negra o mulata, con un 31.45% y 14.2% de las personas consideradas blancas o mestizas.

En tanto que en el lugar más alto de la pirámide económica se ubicó el 24.4% de las personas blancas, sólo el 6.2% de la población era indígena, y 9.5% afrodescendiente.

Cerca de la mitad de las personas que provienen de familias ubicadas en el nivel socioeconómico más desfavorecido tiene a su vez como destino el quintil de riqueza más bajo. En contraste, tres cuartas partes de este último grupo se posicionaron en los dos quintiles que acumulan mayor riqueza.

El estudio concluye que las personas hablantes de lenguas indígenas, las que se autoadscriben como indígenas, negras o mulatas, y quienes tienen tono de piel más oscuro, presentan menores probabilidades de obtener mejores oportunidades.

Estas desigualdades se hacen más evidentes cuando las personas además de hablan una lengua indígena y son mujeres. «La desigualdad de oportunidades de hoy todavía se alimenta de la discriminación y racismo del pasado», sentencia el estudio.

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