El documento que forzó a renunciar a los obispos chilenos
18 mayo 18El papa Francisco recibió en el Vaticano a los 34 obispos
El martes pasado, el papa Francisco recibió en el Vaticano a los 34 obispos chilenospara dialogar sobre los casos de abuso sexual que sacudieron a la iglesia de ese país. Los encuentros se extendieron hasta el jueves; y este viernes, todos los prelados pusieron sus renuncias a disposición del Sumo Pontífice.
El documento, de diez carillas de extensión, inicia con un diagnóstico sobre la situación de la Iglesia chilena. Sostiene que hay una «herida abierta, dolorosa» y hasta ahora «ha sido tratada con una medicina que, lejos de curar, parece haberla ahondado más en su espesura y dolor».
El medio chileno Tele13 tuvo acceso al texto reservado que el Papa le entregó a los obispos. «(La Iglesia chilena) se ensimismó de tal forma que las consecuencias de todo este proceso tuvieron un precio muy elevado: su pecado se volvió el centro de atención.
La dolorosa y vergonzosa constatación de abusos sexuales a menores, de abusos de poder y de conciencia por parte de ministros de la Iglesia, así como la forma en que estas situaciones han sido abordadas, deja en evidencia este ‘cambio de centro eclesial'», expresó el Papa.
Y agregó: «Es sintomático notar en el informe presentado por la ‘Misión especial’ que todos los declarantes, incluso los miembros del Consejo Nacional para la Prevención del Abuso de Menores de Edad y Acompañamiento de las Víctimas, han señalado la insuficiente atención pastoral prestada hasta el momento a todos los que se han visto envueltos, de un modo u otro, en una causa canónica de delicta graviora».
Además de las críticas, el Sumo Pontífice apunta a cómo solucionar la crisis en la que está inmersa la Iglesia chilena: «Es urgente abordar y buscar reparar en el corto, mediano y largo plazo este escándalo para restablecer la justicia y la comunión».
«Confesar el pecado es necesario, buscar remediarlo es urgente, conocer las raíces del mismo es sabiduría para el presente-futuro. Sería grave omisión de nuestra parte no ahondar en las raíces. Es más, creer que sólo la remoción de las personas, sin más, generaría la salud del cuerpo es una gran falacia. No hay duda que ayudaría y es necesario hacerlo, pero repito, no alcanza», subrayó.
El documento también se refiere a los falsos mesianismos y el elitismo que pervierten a la Iglesia. «Nunca un individuo o un grupo ilustrado puede pretender ser la totalidad del Pueblo de Dios y menos aún creerse la voz auténtica de su interpretación».
Uno de los pasajes más duros del documento está sobre el final, como nota al pie en la página 9. Allí, el Papa detalla algunas conclusiones del informe realizado por Scicluna y el sacerdote español Jordi Bertomeu.
«La investigación demuestra que existen graves defectos en el modo de gestionar los casos de delicta graviora que corroboran algunos datos preocupantes que comenzaron a saberse en algunos Dicasterios romanos.
Especialmente en el modo de recibir las denuncias o notitae criminis, pues en no pocos casos han sido calificados muy superficialmente como inverosímiles lo que eran graves indicios de un efectivo delito», destaca el Papa.
Francisco además dice sentir «vergüenza» por las declaraciones que «certifican presiones ejercidas sobre aquellos que debían llevar adelante la instrucción de los procesos penales o incluso la destrucción de documentos comprometedores por parte de encargados de archivos eclesiásticos, evidenciando así una absoluta falta de respeto por el procedimiento canónico y, más aún, unas prácticas reprobables que deberán ser evitadas en el futuro».