Los premios Nobel de la Paz celebran su cumbre en Colombia

03 febrero 17
Los premios Nobel de la Paz celebran su cumbre en Colombia

Tomado de Infobae 

Comenzó este jueves la 16ª cumbre de premios Nobel de Paz en Bogotá, el mismo día en que más de 6.000 hombres y mujeres de las FARC se concentraban en diversas zonas del país para comenzar a recorrer el camino de su reinserción a la vida civil tras la entrega de sus armas.

«Lo que parecía imposible lo hicimos posible —dijo Juan Manuel Santos, presidente de Colombia y premio Nobel de Paz 2016—. El conflicto que nos costó 8 millones de víctimas y más de 220.000 muertos ha terminado.

Y de esto se trata la paz: de dar una oportunidad a quien acudió a medios violentos para expresar su rebeldía de pasar al diálogo; de cambiar el odio por la reconciliación, y al mismo tiempo hacer valer los derechos de las víctimas. Esas víctimas que nos enseñaron a los colombianos que es posible perdonar. Ahora Colombia se enfrenta a un futuro promisorio sin el lastre del conflicto armado».

La periodista y activista yemení Tawakkul Karman dio un apasionado discurso y concluyó: «A todos aquellos que se sacrifican día a día por la libertad, la dignidad, la democracia y la paz debemos decirles que no están solos. Hemos tenido peor que Donald Trump y por más tiempo. Lideraremos la revolución y ganaremos. La democracia ganará. Si las personas quieren vivir, el universo escuchará».

También fueron de la partida líderes en la lucha activa por los derechos humanos como Shirin Ebadi, abogada y primera mujer en ocupar la presidencia de la corte en Irán; y la premio Nobel de la Paz 1992, Rigoberta Menchú Tum, líder guatemalteca que fue ovacionada ayer al ingresar a la sala y saludó especialmente a la Fundación para la Democracia, de Rosario, Argentina.

También encomió la labor de su presidente —el empresario social Guillermo Whpei- en la lucha contra la esclavitud contemporánea y contra la violencia urbana. Instó al auditorio y a las organizaciones presentes a imitar el ejemplo de esta organización, que desde hace años lleva adelante una firme estrategia para fortalecer los valores de la democracia y lo hace a través de sus programas —como Lucha contra la esclavitud moderna, Lucha contra la violencia urbana, Educación para la Paz, Desarrollo de pueblos originarios, entre otros—.

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El auditorio aplaudió la iniciativa de esta organización de la sociedad civil y dejó claro que el camino es el compromiso de todos y cada uno contra la injusticia y la inequidad. «Nadie obliga a nada —aseguró Rigoberta Menchú Tum—, pero todos tenemos conciencia».»Sin dudas, es un honor haber sido convocado por Mijail Gorbachov para ser parte de este evento —compartió Guillermo Whpei, presidente de Fundación para la Democracia—.

Recibir la carta de Gorbachov nos enorgullece y nos afianza en el camino. Es una palmada en la espalda en un andar que a veces es solitario. Por supuesto hay apoyos que hacen la diferencia. La doctora Menchú Tum es una socia de la Fundación, una mentora que, con la generosidad que la caracteriza, nos ayuda a ver más claro el camino cuando amenaza la desesperanza. Organizaciones aliadas como Antislavery International y Walk Free, OIT, también nos fortalecen. Tenemos una gran responsabilidad. No podemos perder el foco», enfatizó Whpei.

«Estamos convencidos de que tenemos un gran aporte para hacer en estas jornadas, en los talleres y foros que ocurren en el entorno y en la consolidación del proceso de paz en Colombia. Es necesario entender que la paz es, a la vez, una gran y una pequeña decisión.

Es una enorme decisión cuando tomada por los gobiernos en sus políticas internas o externas; y es una pequeña decisión individual cuando es elegida por cada persona en sus actitudes cotidianas. Se necesita coraje para hacer la guerra y también se necesita coraje para hacer la paz, nos decía hoy Ramos-Horta.

El amor es, sin duda alguna, el camino más difícil. El odio es el más corto y el más fácil. Por eso es necesario educar en el amor y en la paz. Y de eso se trata este encuentro y todo lo que las organizaciones y personas que están presentes acá puedan luego llevarse puesto para implementar en sus círculos de influencia.

Tenemos sobre nuestros hombros la responsabilidad de generar conciencia y movilizar, de poner en la cabeza de la gente que la paz es una prioridad, porque si no, no habrá mundo donde ser. Es necesario salir de la queja y actuar, interpelar, demandar ante la injusticia, empoderar y devolver la voz a quienes la han perdido y dar pasos firmes en el compromiso por la paz, la justicia, la libertad y la democracia.

Y así va el camino, un paso a la vez».Entre los destacados oradores de la apertura se encontraron Oscar Arias Sánchez, David Trimble, Lech Walesa, Kailash Sathyarti, Leymah Bogwee, Jody Williams, José Ramos-Horta y Mohamed El-Baradei.

La cumbre, creada en 1999, se realiza en su 16ª edición por primera vez en un país latinoamericano. Se ha desarrollado anteriormente en ciudades como Berlín, París, Varsovia, Chicago, Roma y Barcelona, entre otros puntos emblemáticos del planeta.

27 laureados se dieron cita ayer para inaugurar este evento en el predio Corferias de Bogotá, la convocatoria más numerosa en la historia de esta cumbre. En la primera jornada se desarrollaron tres sesiones: Paz y Democracia, Paz y Reconciliación y Paz y Sector Privado. Los encuentros continuarán hasta el sábado.

En sus palabras finales, el presidente Juan Manuel Santos reflexionó sobre el amor y el odio como móviles de las personas, y dijo: «Amor como compasión, para entender al otro, incluso al que apunta un arma contra nosotros, y lo contrario del amor, que no es el odio sino el miedo, que alimenta al odio. Dentro de cada victimario, hay una víctima que grita.

Hay un ser humano que teme. Detrás de cada golpe, hay un clamor, un mensaje que debemos escuchar para convertirlo en una acción positiva. Donde hay miedo nace la violencia. Nuestra tarea es trabajar con la verdad y desde la verdad. Con la justicia y desde la justicia. Con el corazón y desde el corazón para derrotar al miedo y hacer posible, desde la certeza, la esperanza».

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