Narcotráfico Sociedad Anónima: los cárteles mexicanos ahora operan como franquicias

15 abril 18

Organizaciones asumieron estructuras similares a las de las grandes empresas exportadoras

Narcotráfico Sociedad Anónima: los cárteles mexicanos ahora operan como franquicias

 

Por: Infobae

Cuando se pregunta a distintos especialistas cómo se puede definir la estructura de los cárteles narco en México expresan distintas ideas, pero coinciden en que por su internacionalización operan más como una empresa que como un grupo criminal. Lo único que los hace diferentes a las grandes corporaciones es la violencia que ejercen contra los grupos rivales.

Su globalización llegó a tal nivel que operan con modelos empresariales de franquicias similares a Mc Donald’s con sucursales que replican su modelo en todo el mundo, pero le añaden un ingrediente local.

Un estudio del Observatorio de Redes Criminales y Tráficos Ilícitos, del Real Instituto Elcano de España estableció que el Cártel de Sinaloa cuenta con las redes necesarias para establecer franquicias por todo el mundo, a pesar de que su máximo líder, Joaquín el Chapo Guzmán Loera, está encarcelado en Estados Unidos desde enero de 2017.

«Sinaloa y Los Zetas son franquicias como si fueran Mc Donald’s, eso también requiere que anden en otros países no sólo en México, al igual que estas franquicias requieren de empleados locales y van a traficar lo que el mercado demande y donde la gente compre. Ahí van a intentar abrir su ‘sucursal'», señala desde Estados Unidos Jonathan Rosen, co autor del libro Drug Trafficking, Organized Crime, and Violence in the Americas Today.

Recuerda que los distribuidores locales de droga tienen que pagar un porcentaje de sus ganancias al cártel, lo que podría ser el símil de la inversión inicial y los porcentajes mensuales que los franquiciatarios deben pagar a la franquicia maestra.

Como ejemplo citó el de los integrantes de las pandillas de la Mara Salvatrucha en Estados Unidos quienes pagan cuotas a los cárteles mexicanos para vender droga en las calles.

Otra similitud con las franquicias es que al fragmentarse, los cárteles mexicanos recurren al modelo de contratación de personal temporal para tareas y fechas específicas.

«Usan la subcontratación con redes pequeñas y los cárteles mexicanos que están los niveles bajos se venden al mejor postor. Los sicarios cambian con gran rapidez de un trabajo a otro, lo que nos habla de que es una mano de obra a destajo y subcontratada y eso les da mucha facilidad y hacen su trabajo lo terminan y después los vuelven a contratar», dice a Infobae Roberto Zepeda del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Rosen considera que el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), a pesar de ser el más poderoso de México, no se ha internacionalizado de la misma forma que Sinaloa, pero también van en camino a convertirse en «franquicia».

También son emprendedores
En su artículo Narcotráfico S. A, Eduardo Guerrero Gutiérrez, un conocido consultor mexicano en temas de seguridad, definió a los cárteles de la droga como empresas que producen bienes y servicios ilícitos y con la lógica de rebasar a la competencia.

Además del modelo de franquicias, los analistas encuentran que los cárteles aprovecharon los tratados de libre comercio para multiplicar sus exportaciones y encontrar nuevas formas de transportar sus mercancías, como el caso de las latas de chiles usadas por Sinaloa.

«Es imposible detectar todo lo que transporta todos los días en los camiones de carga en los contenedores y eso lo han sabido aprovechar muy bien los cárteles», señala el investigador de la UNAM.

También han buscado la diversificación, como lo establece el análisis Mexico: Organized Crime and Drug Trafficking Organizations, elaborado en abril de 2017 por el Congresional Research Service, encargado de realizar investigaciones para las distintas comisiones del Congreso estadounidense.

«Los organizaciones de tráfico de drogas pueden ser descritas como empresas globales con vínculos de distintos niveles para el manejo, suministro y distribución en muchos países. Como empresas, les preocupa llevar su producto al mercado de la manera más eficiente para maximizar sus ganancias», establece el análisis.

En el caso de México estas organizaciones ya no sólo se ocupan del tráfico de drogas sino que también se han diversificado hacia otros delitos como el tráfico de combustibles, la trata de personas, la extorsión y el secuestro.

Dos rasgos empresariales con los que cuentan los cárteles son sus departamentos de finanzas y de construcción de imagen.

En todo cártel, coinciden Rosen y Zepeda, existe un grupo de personas, incluso con mayor preparación intelectual y académica que el «CEO», que se encargan de contabilizar las ganancias, hacer las listas de pagos, seleccionar en que empresas se va a invertir de manera legal el dinero, en qué otras se va a blanquear y las cantidades que se enviarán a paraísos fiscales.

La imagen pública también es importante y lo que para una empresa podría representar la parte de Responsabilidad Social, los líderes de los cárteles la cubren con la ayuda que brindan a los habitantes de sus pueblos en efectivo o en especie y que en la mayoría de los casos reciben el retorno de su inversión cuando los pobladores los ocultan o protegen de las autoridades.

En el caso de los «CEO» también existen similitudes y la más notoria es que los grandes capos son dueños de grandes fortunas y son quienes obtienen las mayores ganancias en la organización.

«La riqueza se concentra en los líderes, si eres un CEO has invertido años en la empresa y si eres el líder es porque tuviste que vender un montón de drogas y tienes mucha experiencia. Pero también hay rangos y hay todo un sistema de cómo puedes subir de puesto, como en las empresas», compara Rosen.

La atracción de sangre nueva también es una necesidad que comparten empresas y cárteles, siempre ansiosos de atraer nuevos talentos.

Zepeda afirma que en este punto, al igual que cualquier compañía, los grupos criminales están al tanto de todas las innovaciones en materia financiera, tecnológica y crecimiento de nuevos mercados, para ello, ya está lista la nueva generación de capos, los llamados «narcojuniors», que a diferencia de sus padres, hablan idiomas y tienen posgrados en el extranjero.

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