La primera ministra birtánica, Theresa May, pidió el miércoles disculpas por su desempeño ante la tragedia en la torre Grenfell, donde la semana pasada 79 personas fallecieron en un incendio, y dijo que la reacción inicial de su gobierno «no fue lo suficientemente buena».
«Déjenme se absolutamente clara: el apoyo a las familias en las primeras horas no fue lo suficientemente buena», dijo May ante la cámara de los comunes en el Parlamento, donde asistió para la apertura de sesiones legislativas. «La gente perdió sus pertenencias y su techo, y quedaron sin información básica sobre lo que había pasado, lo que debían hacer y donde podían encontrar ayuda», agregó.
La mandataria parece de esta manera haber cedido ante las fuertes críticas que ha recibido por su conducta durante la tragedia, especialmente por su lentitud en visitar el lugar y reunirse con las víctimas, que aumentaron la presión sobre su gobierno tras la derrota en las elecciones legislativas a principios de junio.
El sábado May ya había dicho que la reacción no había sido la correcta, pero no había señalado a cuál jurisdicción se refería y tampoco estaba claro si asumía la culpa.
«Fue un fracaso del Estado local y el nacional, en ayudar a la gente cuando más lo necesitaban. Como primera ministra pido disculpas por esa fracaso, y como primera ministra tomo la responsabilidad de hacer lo que podamos para enmendarlo», aclaró May, según consignó The Guardian.
Este miércoles su gobierno también anunció que la compra de 68 departamentos de lujo en el barrio de Kensington para ubicar a los sobrevivientes de la tragedia de Grenfell, que continúan sin hogar.
La medida cede también a un pedido de su principal competidor, el líder del partido laborista Jeremy Corbyn, quien la semana pasada llamó a utilizar las numerosas residencias de lujo deshabitadas en la zona de Grenfell, expropiándolas si fuera necesario, para alojar a las familias que habían perdido todo.
A pesar de tratarse de una torre de viviendas sociales, Grenfell se encontraba en el norte del afluente Kensington y representaba una «historia de dos ciudades», según dijo Corbyn.
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